La Celac y el debate democrático en el centro de la escena

Las agendas políticas de los países de América Latina y el Caribe reunidos en CABA pusieron el foco en la defensa de la institucionalidad. Lula, Maduro y las proyecciones nacionales

Ed Impresa 27/01/2023 César Martín Pucheta César Martín Pucheta
Celac © na
El encuentro que nuclea a representantes de más de 30 países estuvo cargado de peculiridades. (Foto: NA)

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Nunca una Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños – Celac se había realizado en Argentina. Que el encuentro que nuclea a representantes de más de 30 países haya debutado aquí en 2023 estuvo cargado por particularidades políticas propias de un año electoral, que se presentaron de uno y otro lado de la grieta como paradigmáticas de cara a lo que vendrá. 

La llegada de Luiz Inácio Lula Da Silva fue, sin lugar a dudas, la más importante para el grueso de la clase política argentina. Su regreso a la presidencia del gigante regional no solo representa para la Argentina la posibilidad de relanzar una “alianza estratégica bilateral”, sino que ofrece al  oficialismo la posibilidad de mirarse en un espejo sobre el cual gusta espejarse, sobre todo en lo que respecta a la disputa que el peronismo busca plantear para la batalla electoral de este año. 

“No me gusta hablar sobre la política de otro país, lo único que puedo decir es que cuando Alberto ganó las elecciones en la Argentina fui muy feliz. No sé si será candidato a las elecciones o no, no sé cuántos candidatos disputarán las elecciones, lo único que espero es que la Argentina no permita que la extrema derecha gane las elecciones”, dijo el brasilero durante una conferencia de prensa en la que devolvió la pared que el Presidente y el grueso del Frente de Todos buscó desde el momento de la victoria en diciembre pasado. 

En la misma clave, y en lo que fue su última intervención como presidente pro témpore de la Celac, Alberto Fernández analizó: “Tenemos que trabajar para garantizar y fortalecer la institucionalidad en nuestra Región. Creemos en la democracia; y la democracia está, definitivamente, en riesgo”, dijo el Presidente argentino en su mensaje de apertura. “Después de la pandemia hemos visto cómo sectores de ultraderecha se han puesto de pie y están amenazando a cada uno de nuestros pueblos. Y lo que nosotros no debemos permitir es que esa derecha recalcitrante y fascista ponga en riesgo la institucionalidad de nuestros pueblos”, aseguró el mandatario nacional, que siguió con enumeraciones concretas de eventos que ponen de manifiesto el peligro que también quedó plasmado en el documento final firmado por todos los jefes y jefas de Estado. 

“Lo vimos, primero, con el golpe que vivió Bolivia, que gracias a Dios solo duró un año y “Lucho” Arce pudo volver elegido por su pueblo a la Presidencia de la Nación. Lo vimos hace pocos días, cuando la locura invadió las calles de Brasilia, a una semana de haber asumido el presidente Lula; y lo padecemos en nuestros pueblos sistemáticamente, aquí en Argentina también cuando alguien intentó matar a nuestra vicepresidenta. Y nosotros eso no lo debemos permitir. Tenemos que trabajar unidos y tenemos que ser categóricos en la defensa de la democracia y de las instituciones. Es algo que América Latina se debe y es algo que América Latina no puede soslayar”, dictaminó.

Más allá de las apuestas que surgen a partir del regreso de concreto de una agenda bilateral que incluye el compromiso para mejorar las relaciones comerciales, potenciar el Mercosur y hasta avanzar en la tantas veces anunciada creación de una moneda común, el simbolismo de la figura de Lula es, tal vez, lo más importante en materia política. Del mismo modo que el regreso del peronismo al poder luego de la experiencia macrista fue para el progresismo brasilero un mensaje de cambio de rumbo sobre el cual proyectar un posible regreso, que finalmente sucedió, la victoria del fundador del PT sobre Bolsonaro busca ser presentada como un modelo a partir del cual la sociedad argentina podría proyectarse. 

El paralelo entre el ex presidente de Brasil con las expresiones más duras de Juntos por el Cambio, o las cada vez más vehementes manifestaciones del libertarismo en nuestro país, son fenómenos que encienden las luces de alarma de un buena parte de la Región. Así se expresó en la Cumbre, sobre todo a sabiendas de que la victoria de Lula terminó siendo mucho más ajustada que lo que se preveía. La insistencia sobre la advertencia, entonces, cobra un sentido mayor. 

El faltazo de Maduro, el otro festejo

Pero no fue solo el oficialismo el sector político que encontró motivos para electorizar lo sucedido en la Cumbre. Juntos por el Cambio comenzó una campaña en la previa a la reunión de presidentes con el ojo puesto en la llegada de Nicolás Maduro. Luego de reiterados pedidos públicos para activar la detención del venezolano en nuestro país por las denuncias por violaciones a los derechos humanos que pesan en su contra, Maduro suspendió su viaje y envió a su canciller. 

“En las últimas horas hemos sido informados, de manera irrebatible, de un plan de la derecha neofascista, cuyo objetivo es llevar a cabo una serie de agresiones en contra de nuestra delegación encabezada por el Presidente de la República Nicolás Maduro Moros, para lo que pretenden montar un show deplorable, a fin de perturbar los efectos positivos de tan importante cita regional, y así contribuir a la campaña de descrédito ya fracasada que se ha emprendido contra nuestro país desde el Imperio Norteamericano”, comunicó el gobierno vinotinto. 
“Maduro tuvo miedo. Se dio cuenta de que algo está cambiando en la Argentina”, escribió Macri en Twitter. La lectura se unificó, y el grueso de Juntos por el Cambio lo celebró como un triunfo colectivo. Sin embargo, por debajo, la pelea por quién capitalizaba más la situación terminó por empañar el módico festejo opositor. 

“Que Maduro no venga a la Argentina es una muestra de lo que podemos lograr cuando nos ponemos firmes contra los dictadores que violan la libertad, los valores democráticos y los DD.HH. en la Región. BASTA a los que quieren poner al país del lado incorrecto de la historia”, dijo Horacio Rodríguez Larreta, que tomo la decisión de reconocer “al pueblo argentino por defender nuestra tradición democrática y a todos los dirigentes y líderes que, utilizando las herramientas institucionales correspondientes, hicieron las denuncias que evitaron su llegada”.

Desde la vereda de enfrente, el bullrichismo se dedicó a recordarle que fue la jefa del PRO quien impulsó la denuncia contra Maduro ante la DEA, y pidió su detención argumentando una supuesta relación del venezolano con el narcotráfico y con las FARC. “¡Ganó la democracia! Frenamos al narcotraficante de Maduro y no vendrá a la Argentina. Celebro cómo miles de venezolanos, que tuvieron que emigrar a nuestra Patria expulsados por el delirio socialista, evitaron la ofensa de ver al gobierno recibir con honores a este dictador”, escribió la exministra de Seguridad en sus redes sociales. Apenas unas horas antes, había encabezado una marcha para manifestar su rechazo a la visita finalmente suspendida.

  

 

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